'Querer y no poder'

“Hay muchos géneros dentro de cada género. Y tal vez la comedia sea el más rico de todos en diversidad y mestizaje. Los de Cane Mondo lo saben y lo aprovechan al máximo, exprimiendo la versatilidad de unos inspiradísimos actores que, a lo largo de esta corta pero intensa representación que es Querer y no poder, desarrollan con notable habilidad técnicas de clown y de mimo, apelan al humor absurdo y delirante, explotan el gag visual y el histrionismo gestual con adecuada contención sin entrar nunca en la caricatura, insinúan la participación del espectador mediante la interpelación directa, pero sin abusar, lo cual se agradece, y utilizan fórmulas híbridas que recuerdan a Tricicle. Pero aunque todos estos factores son básicos para el buen funcionamiento de la función, lo más importante y acertado en referencia a la eficacia cómica de la obra, que es mucha, es la capacidad de los actores (y entre ellos Enric Ases también como director) para fomentar la complicidad con el público, que reconoce buen parte de las situaciones cuotidianas parodiadas por los intérpretes, y que permite a la gente identificarse con los distintos personajes, con la ironía de incisiva ingenuidad de los diálogos, con la filosofía casera de algunas extravagantes pero lúcidas reflexiones, e incluso con más de un planteamiento vital, que no por excéntrico es menos habitual en nuestra rutina existencial.

Un feed-back entre escenario y platea que otorga a Querer y no poder la condición de obra más trascendental de lo que parece, y menos insignificante como retrato social de lo que su tono bufón sugiere en un principio. Incluso se podría ver como una crónica “realista” en clave paródica de los pequeños detalles íntimos e inconfesables que marcan el día a día y conforman aquello que Unamuno denomina “intrahistoria”. La historia individual y cotidiana de cada uno de nosotros que, sumada a los millones de historias, no menos importantes del resto de la humanidad, configuran la Historia que se escribe con mayúsculas.

Y a parte de todo esto, con Cane Mondo te desternillas de la risa, y esto no admite diferentes lecturas. Es divertidísima y punto.”

Javier Matesanz, Diari de Mallorca.